La comunicación electoral es como la guerra relámpago: acciones fulminantes para la conquista rápida de grandes segmentos de población. Pero la comunicación de los gobiernos y de los partidos es como la guerra de trincheras: pequeños espacios que se van ganando lentamente durante años.
La comunicación política tiene 2 grandes modelos: la guerra de trincheras y la guerra relámpago. Ninguno de los 2 modelos es más efectivo que el otro. Todo depende, en definitiva, de los tiempos disponibles y de la naturaleza de la batalla.
De las trincheras a la blitzkrieg
La Primera Guerra Mundial fue una guerra de trincheras. Lenta, trabada, posicional y con largas batallas para conquistar posiciones territoriales mínimas. La Segunda Guerra Mundial, en cambio, fue la guerra de la blitzkrieg (guerra relámpago, al decir de los alemanes). Grandes movimientos de tropas, desplazamientos veloces y conquista de muy amplios territorios.
La comunicación de un gobierno se parece a la guerra de trincheras. También la comunicación a mediano y largo plazo de un partido político o candidato. Son años disputando pequeños espacios y avanzando palmo a palmo.
La comunicación electoral, por su parte, se parece más a la guerra relámpago. Una acción fulminante dirigida a la conquista de grandes sectores del electorado. Sin margen de error, por cierto.
Boxeo, atletismo y comunicación política
La comunicación de un gobierno y la comunicación de un partido político son como el boxeador que gana por puntos. Buena defensa, pocos errores, pegada precisa en el momento preciso, desgaste del adversario, paciencia y acumulación de fuerzas.
La comunicación electoral es como el boxeador que gana por nocaut. Contundente, rápida, demoledora, enérgica. Acá no hay puntos que valgan, acá hay que dejar fuera de combate al adversario.
Si fuera atletismo, el gobierno y el partido político son maratonistas. Saben que tienen que correr unos cuantos kilómetros-años y que deben administrar bien sus energías-recursos. Que no importa tanto quién sale primero en punta sino quien llega primero a la meta. Y que la resistencia y la continuidad del esfuerzo son claves.
El candidato, en cambio, es un corredor de 100 metros llanos. Puesto en la campaña electoral debe salir primero, mantenerse primero y llegar primero.
Los 4 movimientos de la vida política
La vida política obliga a sus protagonistas a dominar 4 grandes movimientos:
La guerra de trincheras, la comunicación política posicional a mediano y largo plazo.
La guerra relámpago, la comunicación política electoral rápida y de corto plazo.
El pasaje de las trincheras a la guerra relámpago (cuando el gobierno o el partido llegan a la instancia electoral).
El pasaje de la guerra relámpago a las trincheras (cuando la campaña electoral termina y hay que encarar varios años de gobierno u oposición).
Son 4 movimientos diferentes, y todos ellos son vitales para cualquier partido político. Lo más complejo es dominar los 4 movimientos. No uno solo. Los 4.