Una gran multitud, miles de personas, llenaron este martes la catedral de Rouen, Francia, para participar en el funeral delpadre Jacques Hamel, el sacerdote de 86 años degollado, hace una semana por dos terroristas islamistas.
Muchas personas de diferentes confesiones: cristianos, pero también judíos y musulmanes. Presente también el hombre de 80 años herido en el cuello y el pecho durante el ataque a la iglesia. En el exterior, en la plaza, se colocó una pantalla gigante para que los que no lograron entrar en la catedral pudiera seguir la misa.
Presidió el funeral el arzobispo de Rouen, Dominique Lebrun, con el arzobispo de Marsella, Georges Pontier, presidente de la Conferencia Episcopal de Francia. La delegación de los políticos estaba guiada por el ministro de exteriores, Bernard Cazeneuve. “Unidos para que no sucede nunca más” fue la frase final de la homilía de monseñor Lebrun.
El sacerdote ha sido enterrado en un lugar que, por indicaciones de las autoridades, permanece en secreto. En la sepultura participaron solamente los familiares más cercanos de padre Hamel.